Enric Beltrán Messa (Valencia 1940-2006). Pintor paisajista contemporáneo afincado en Beslú (Girona).
Inició su formación artística en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, finalizándola en la de Sant Jordi de Barcelona.
Con el fin de ampliar sus estudios emprendió varios viajes a París, Roma, Viena, Londres…
Realizó sucesivas exposiciones en Barcelona, Valencia, Madrid, Terrassa, Banyoles, La Bisbal, Besalú, Torroella de Montgrí, Sabadell, Lloret, Ripoll y Murcia.
Asimismo participó en diversos concursos en Valencia y Barcelona.
Muchas de sus obras se encuentran actualmente en colecciones de nuestro país y otras repartidas en Alemania, Francia, EEUU, Arabia Saudí, etc.
Hablar de la vida y obra de Beltrán Messa empuja a mirar la naturaleza y el entorno urbano. Pero es sin duda en la primera donde se siente más a gusto. De formación clásica, transmite a partes iguales serenidad y equilibrio a la manera de Claudio de Lorena y la innovación que representan la Escuela de Barbizon y los impresionistas.
Recónditos valles, arroyos, montañas, carros tirados por bueyes… y el Hombre. La armonía perfecta en su contexto natural. Amarillos, verdes y ocres se imponen en una paleta bien definida que aplica en estado puro o mediante sutiles mezclas para componer la vida que vibra en todo su esplendor. Y el mar: construcciones muy blancas y embarcaciones varadas en la playa traen recuerdos de un Mediterráneo mítico y ancestral. Un matizado Luminismo transpira en el magistral tratamiento de la luz y el color.
Los resultados siguen siendo sorprendentes cuando Beltrán Messa pisa el asfalto de la gran ciudad. Barcelona fue la modelo preferida del artista en esos casos y, aún entonces, la naturaleza seguía muy presente en bulevares repletos de flores y en nubes a punto de lluvia. La ciudad de Beltrán Messa es un ente palpitante, capaz de superar al ser humano que la habita. Y al igual que en sus paisajes rurales, la lluvia es parte esencial de la narración, con paraguas que florecen como hongos en un ambiente de tráfico endiablado del que sólo se echa de menos el ruido de las bocinas.
Tampoco renuncia a experimentar con técnicas menos tradicionales que el óleo sobre lienzo. Los recortes de papel de periódico enriquecen su obra con matices fotográficos cuando se permite la licencia del collage. Arte sincero al servicio de unos sentimientos a flor de piel, valores del alma.